Editorial: Un signo en medio de la confusión

Mientras mañana se realizan las elecciones abiertas, obligatorias y confusas en la provincia de Santa Fe, también mañana es un día providencial para los creyentes y hombres de buena voluntad: la festividad de San Cayetano. A decir verdad, los legisladores santafesinos votaron otro mamarracho electoral con este nuevo sistema que reemplaza a la tan criticada ley de lemas que benefició al oficialismo justicialista en los últimos años. Ahora se busca mayor democratización de los partidos políticos, pero el financiamiento de la política se mantiene igual o se incrementó, pero lo más grave es que hay confusión en el electorado a tal punto que son muchos los que no saben qué es lo que se vota y no son pocos lo que no concurrirán al acto comicial. Propuestas de gobierno e ideas fueron las menos entre la mayoría de los candidatos y con plataformas pobres, menos aún casi no existieron los debates para ofrecer una visión más acabada de la realidad. En este contexto resulta obsceno la manera en que el oficialismo provincial y local utilizaron en los últimos días los actos de gobierno como inauguraciones, anuncios de obras, entregas de subsidios y promesas electorales que resultan chocantes a la opinión pública, la que se da cuenta del mal uso partidista del aparato estatal. En la vereda de enfrente se puede ubicar a san Cayetano un hombre que nació en una familia rica en Italia el siglo XV, pero vendió sus bienes, se dedicó a los pobres y creyó en la providencia de Dios. Es considerado el santo del pan y del trabajo y Dios lo utiliza para ser instrumento de evangelización para descubrir el amor entre los hermanos y la búsqueda de la trascendencia a lo divino, en medio de una cultura materialista y relativista. No estamos en contra de la política ni tampoco de las instituciones democráticas, sí del clientelismo político, su uso para intereses sectoriales y no del bien común. Al respecto, el documento de los obispos de Puebla (1979) da algunas pistas: “deben distinguirse dos conceptos de política y de compromiso político: la política en su sentido más amplio que mira al bien común. La realización concreta de esta tarea política fundamental se hace normalmente a través de grupos de ciudadanos que se proponen conseguir y ejercer el poder político para resolver las cuestiones económicas, políticas y sociales según sus propios criterios o ideologías. Se puede hablar de política de partido. Las ideologías elaboradas por esos grupos aunque se inspiren en la doctrina cristiana pueden llegar a diferentes conclusiones. Ningún partido político por más inspirado que esté en la doctrina de la Iglesia puede arrogarse la representación de todos los fieles, ya que su programa concreto no podrá tener nunca valor absoluto para todos”.

Emilio Grande (h.)

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