Dificultades en lecto-escritura en ingresantes universitarios

Se trata de una investigación en dos carreras de la UCSE DAR. Preocupa el bajo nivel que presentan los alumnos cuando ingresan -extensivo a otras casas de estudio- y en algunos casos lo arrastran hasta casi terminar la carrera, pero se puede revertir mediante la ejecución de talleres específicos.

Por Virgilio Jiménez Grotter y Emilio Grande (h.)

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La investigación aborda “Las dificultades en la lectura y la escritura en los alumnos de primer año de las carreras de Periodismo-Diseño y Abogacía de la UCSE DAR”. En los últimos años se repite este problema particular en los alumnos ingresantes. Se pretende detectar las deficiencias de los alumnos de primer año (afecta a los ingresantes de otras carreras y universidades) en su inicio formativo y de qué manera revertir la “pobreza cultural” que traen desde sus estudios secundarios para mejorar el aprendizaje y para lograr desplegar mayores habilidades de lecto-escritura. ¿Cuáles son las dificultades más visibles para leer y escribir en los alumnos de primer año de Periodismo-Diseño y Abogacía? ¿Cuáles son las causas que hacen dificultosa la lectura para la comprensión de los materiales de estudio específicos de la materia? Preocupa el bajo nivel que presentan los alumnos cuando ingresan a la universidad y que en algunos casos lo arrastran hasta casi terminar la carrera, pero se puede revertir esta tendencia manifiesta mediante la ejecución de ciertas ideas a través de talleres de lecto-escritura, haciendo hincapié en la comprensión de textos. Se debería implementar un taller de lecto-escritura en el curso de ingreso, con el objetivo de superar las falencias que se observan en los aspirantes a las carreras citadas. Así, el Departamento de Ciencias de la Educación de la UCSE DAR implementó en 2006 y 2007 un taller de apoyo en forma optativa para los alumnos ingresantes con el objetivo de trabajar sobre las dificultades de lectura y escritura.

Estrategia metodológica

Se tiene en cuenta la combinación de dos paradigmas: interpretativo y crítico porque existe una coexistencia y no se dan en forma pura. Se intenta comprender el significado de por qué los alumnos de primer año de Periodismo y Derecho tienen dificultades para leer y escribir. Tomando en cuenta el análisis cualitativo de algunos exámenes parciales escritos se privilegiará profundizar la información para interpretar en estos pocos casos el problema planteado. Con esta investigación se busca transformar la realidad universitaria para así develar las causas por las que los alumnos presentan problemas para la lecto-escritura. Las fuentes de información a utilizar en este trabajo de campo consisten en analizar algunos exámenes parciales escritos de las cátedras “Periodismo” de la Tecnicatura en Periodismo y Diseño Gráfico e “Introducción al Derecho” de la carrera de Abogacía a primer año universitario del 2006. Además, se analizan los exámenes finales orales de las citadas cátedras, realizando un ejercicio mental de reconstruir lo que sucedió en esas instancias examinadoras. La técnica a utilizar es el análisis del discurso a partir de los exámenes parciales escritos y orales, registrando los datos que son de utilidad para emplearlos en investigaciones como la que estamos llevando a cabo. Los alumnos son poco participativos, atentando contra el objetivo de buscar una interacción que enriquezca la clase y demuestran poco interés por las cátedras. Esta cultura del escaso esfuerzo se ve facilitado en que no profundizan los temas abordados en clase y estudian solamente capítulos aislados en una “atmósfera” dominada por la cultura de la imagen a través del uso masivo de la tecnología.

Análisis de exámenes

Existen distintas clases de paradigmas. En el modelo denominado “crítico”, Santos Guerra afirma que “la evaluación (…) permite conocer cuáles son las ideas de los alumnos, los errores en los que tropiezan, las principales dificultades con las que se encuentran, los logros más importantes que han alcanzado”. Así, se analizan exámenes parciales, que generalmente son escritos tanto en Derecho como en Periodismo. Se presentan casos “gravosos” en donde el contenido de lo evaluado es sumamente pobre, sin desarrollar las ideas y conceptos básicos requeridos por las cátedras. Hay respuestas muy genéricas y no se ajustan a lo requerido, como así también errores ortográficos. Además, se observan en esos parciales que no se responden algunas preguntas sin hacer el esfuerzo necesario para pensar y tratar de lograr una respuesta coherente. Esto se traduce en un escaso interés manifiesto por esta categoría de alumnos a lo largo del año académico, que no comprendieron los tópicos generativos de la asignatura. Estos alumnos traen falencias de la escuela secundaria, presentando un bagaje cultural paupérrimo que sale a la luz en los primeros meses de haber llegado a los claustros de la UCSE DAR, pero tampoco se esfuerzan para mejorar su formación. Al momento de corregir los exámenes, los estudiantes presentan poca prolijidad en los escritos (tachaduras y desorden) y en algunos casos se hace dificultoso comprender qué quisieron decir ya que utilizan un tipo de escritura muy pequeña, que termina jugando en contra del resultado final. En el otro extremo -la minoría- hay parciales muy bien desarrollados y completos con respuestas muy bien fundamentadas y con citas doctrinales desarrolladas en el aula, explayándose en forma acabada respecto a lo requerido. Otro elemento interesante a analizar son los parciales que fueron aprobados con calificación buena (6 ó 7), pero que presentan reiterados problemas ortográficos, sintácticos y semánticos, demostrando la pobreza con respecto al uso de la lengua. Como sostienen Villaverde de Nessier y Simón, “un texto tendrá coherencia si posee: un tema común y por lo tanto unidad y cerramiento semántico; una correcta estructuración desde el punto de vista morfosintáctico, semántico y pragmático”. Hay una capacidad mínima para extraer conclusiones personales y adoptar una postura crítica sobre los textos que deben estudiar, quedándose solamente con lo que sostienen los autores y no profundizan en sus interpretaciones personales. Uno de los propósitos básicos es lograr que el alumno sea claro en la manifestación de sus pensamientos y comprenda los textos indispensables que hacen a su aprendizaje. Maxwell expresa que debe tener cuidado de lo que Becker llama “escritura elegante”, lenguaje que intenta impresionar más que clarificar, siguiendo a Metzger “cuando escriba no es necesario poner un smoking en su mente”. Vamos a considerar los exámenes finales que tienen la característica de ser orales que nos permite comprobar la capacidad de los alumnos para verbalizar sus ideas en base al orden y la claridad conceptual, como también el grado de riqueza del vocabulario. Se puede decir que se detectan serias dificultades en mantener un discurso coherente en dos niveles: primero en la poca variedad de palabras, apelando al uso de muletillas, frases hechas y escaso nivel intelectual. Lo más grave es que no responden con el vocabulario específico del área de estudio, aspecto fundamental ya que desde la universidad se persigue la adquisición de un léxico técnico para el futuro ejercicio profesional. Algunos fracasos en las exposiciones orales tienen que ver con bloqueos mentales para razonar las respuestas y no sería descabellado que ese tipo de alumnos debieran efectuar consultas a los profesionales idóneos en la materia como psicólogos o psiquiatras para mejorar su aprendizaje. En estas instancias -en especial en los estudiantes de la carrera de Derecho- que el estudio es realizado de una manera memorística y sin el correspondiente razonamiento lógico, termina incidiendo en el rendimiento bajo del educando. A pesar de los esfuerzos denodados de las distintas cátedras para ofrecer visiones diferentes y plurales sobre los temas abordados durante el cursado de la materia, la mayoría de los alumnos recurre en primer lugar a los apuntes y resúmenes de clase y sólo después a los textos básicos, generalmente bajo la forma de fotocopiado.

Conclusiones

Hay una heterogeneidad de situaciones como suele suceder en cursos numerosos (de más de 25 alumnos). Hay exámenes parciales y finales tanto escritos como orales que presentan enormes impedimentos, que sirven de fundamento para el problema planteado de las dificultades en la lectura y escritura, siendo los ejemplos más notorios: errores ortográficos de cierta gravedad, respuestas muy genéricas, no contestar conceptos centrales y teniendo el tiempo necesario para el examen, ciertos bloqueos mentales que imposibilitan el razonamiento, pobreza de vocabulario específico de la materia y genérico para desenvolverse, desprolijidad en las presentaciones. En la “vereda de enfrente” existen algunos alumnos que descollan en sus producciones con respuestas muy bien fundamentadas y con citas doctrinales desarrolladas a la largo del año académico, como así también con una apropiada capacidad de síntesis sobre los temas centrales. El grueso de los educandos aprueba los exámenes pero presentando algunas de las falencias mencionadas, sobresaliendo notoriamente los errores ortográficos, sintácticos, semánticos y sin coherencia discursiva. Estas problemáticas ejercen influencia a la hora de la preparación habitual de las clases, existiendo la imperiosa necesidad de modificar las planificaciones estipuladas para dedicar un tiempo mayor a actividades previas al estudio del tópico generativo propuesto. La persona que está frente a un aula con habitualidad se tiene que hacer cargo de explicar sobre los métodos de estudio, para así no caer en el uso memorístico ya que una vez finalizado el examen los alumnos suelen olvidarse de los conceptos básicos porque no entendieron. Además, contribuye al bloqueo citado porque no tiene la habilidad de razonar y expresar sus propias ideas. Ante esta realidad educativa, uno de los propósitos a trabajar gira en torno a realizar actividades extracurriculares como reforzar la metodología de estudio y efectuar talleres de lecto-escritura propuestos en esta especialización. El Departamento de Ciencias de la Educación decidió implementar una propuesta similar en 2006 y 2007. María Laura Galaburri afirma que “aceptar el desafío de formar lectores y escritores es optar por un lugar diferente desde el cual pensar la enseñanza de la lectura y escritura en la escuela (universidad)”.

Trabajo para el módulo V “El docente investigador de su práctica”, posgrado de especialización en educación superior, Universidad Católica de Cuyo.

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