Día del Periodista: compromiso con la verdad

Este sábado 7 de junio de 2008 se celebra el Día del Periodista en la Argentina, en recordación por la fundación de la Gazeta de Buenos Ayres, fundada por Mariano Moreno, fecha instituida en un congreso de periodistas realizado en Córdoba en 1938. En aquel tiempo ni tampoco en el presente es nada sencillo ejercer esta profesión que es apasionante, porque demanda horas la búsqueda de información, chequeo de las fuentes, para así interpretar los hechos con criterios éticos. Al respecto, el periodista Bartolomé de Vedia –editorialista del diario La Nación y presidente de la Academia Nacional de Periodismo- expresó en la Feria del Libro que “en este tiempo, el periodismo debe luchar ante dos frentes de tormenta: el combate por la libertad, que está muy lejos de haberse terminado, y por la responsabilidad ética, que es un desafío nuevo de los hombres de prensa contra sí mismos”, dice con 50 años de experiencia. ¿Cómo decir la verdad en una sociedad cuyos intereses económicos buscan desplazar a la dignidad de la persona? ¿Cómo decir la verdad cuando los valores son pisoteados por intereses políticos? ¿Cómo decir la verdad cuando los sueldos de muchos periodistas no alcanzan para vivir dignamente? Si no tenemos un periodismo independiente no puede hablarse de una sociedad democrática y en este concepto se encuentra la relación más conflictiva que el periodismo independiente debe afrontar, que es la relación prensa-poder. Por este motivo, el significado social del rol del periodista y los riesgos que el ejercicio profesional comporta fundamentan la exigencia de una ética de la responsabilidad en toda práctica profesional del periodista, que contribuirá decididamente en el servicio de la verdad y el bien común, y con un sentido crítico de la realidad. Si en más de una oportunidad realizamos críticas desde esta función a la dirigencia por sus malas prácticas, los periodistas también tenemos que hacer una autocrítica sobre aquellas prácticas oscuras y en algunos casos poco dignas de nuestra profesión. Más allá de esta celebración, no podemos abstraernos de la coyuntura preocupante a nivel nacional, en la que el principal responsable es el gobierno nacional por no buscar una solución a este conflicto con el campo que ya lleva casi tres meses. El reclamo del sector agropecuario es justo porque se trata de una confiscación, pero también hay que decir que no se puede vivir cortando las rutas primero los productores y ahora se sumaron los transportistas, con lo cual estamos ante la antesala de un desabastecimiento. La Iglesia reclamó “gestos de grandeza y un diálogo constructivo. Ni la moderación en las demandas ni la magnanimidad en el ejercicio del poder son signos de debilidad”. Para finalizar me quedo con un pensamiento tantas veces repetido por el prócer Mariano Moreno: “Más vale una libertad peligrosa que una tranquila esclavitud”.