“Día del niño” especial: el mejor regalo es garantizar sus derechos

Día del niño en Perú 2020: consulta cuándo es, que día de agosto ...

Por Luciana Mazzei.- En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó a todos los países que destacasen un día en el calendario para dedicarlo a la promoción de los derechos de los pequeños, organizando actividades para promover su bienestar social. Aunque en el ámbito internacional se toma como referencia el 20 de noviembre, día de publicación del texto de la Convención, en nuestro país lo celebramos el 3er. domingo de agosto.

En el año 1959 se aprobó la Declaración de los Derechos de los Niños, un texto que garantiza aspectos fundamentales de la vida de los menores y en 1989, entró en vigor la Convención Sobre los Derechos del Niño y dos protocolos facultativos para su desarrollo, actualizados en el año 2000.

Aunque no en todos los países se ha avanzado de la misma manera, que a partir de entonces mucho se ha logrado en pos de garantizar estos derechos para que los niños de todo el mundo transiten por esta etapa de la vida de manera digna y segura, sin carencias y sostenidos por unos adultos que deben ser los garantes de su futuro.

Pero hoy quiero detenerme en este día del niño versión 2020, versión pandemia. Hace unos días comenzó a circular en las redes un mensaje invitándonos a celebrarlo de una manera distinta este año: carteles, globos, guirnaldas, y alguna actividad diferente, porque este año muy especialmente se lo merecen.

De un día para otro se vieron privados del contacto con compañeros, amigos y familiares, y supieron adaptarse con creatividad a esta nueva situación. Pintando, dibujando, haciendo experimentos o cocinando, pero todos o la gran mayoría, desarrollando nuevas habilidades y destrezas.

Tengo una hija casi preadolescente, con algunos días de niñez y otros de adolescente precoz y mientras cocinábamos le dije: “te felicito porque a pesar del encierro y de no poder participar de tus actividades, estás siempre (o casi) de muy buen humor, no perdés la sonrisa y la alegría.” Y como una sabiduría me respondió: “De que me sirve enojarme si no puedo cambiar la situación.”

Su respuesta me dejó sin palabras y me puso a pensar. Son muchas las virtudes que debemos aprender de ellos: la capacidad de perdonar, de ser resilientes y adaptarse a las nuevas realidades, la capacidad de asombro frente a la vida, a la naturaleza y a la novedad, la simpleza para vincularse con los demás, la falta de vergüenza para demostrar el afecto y muchas, muchísimas más que seguramente a ustedes se les ocurrirán mirando a sus niños en casa.

Pero también me puse a pensar en cuánta responsabilidad nos corresponde como adultos frente a sus vidas incipientes. Estas habilidades que nombraba antes necesitan ser educadas y encauzadas, no para cambiarlas y hacer click en “modo adulto”, sino para llevarlas a su máxima expresión y que cada niño sea la mejor versión de sí mismo. Ayudarlos a encontrar sus talentos y capacidades, mostrarles el mundo y enseñarles a amar la vida.

Es necesario que cada adulto, desde su lugar, en la familia o en los ámbitos educativos, conozcamos los derechos de los niños y trabajemos incansablemente para que pronto sean una realidad en cualquier lugar del mundo. Con el convencimiento de que ellos son nuestro futuro, pero también nuestro presente, un presente que nos interpela sobre nuestras acciones, porque todo lo que hagamos hoy tendrá consecuencias en el futuro de la humanidad.

En próximos artículos les propongo analizar estos derechos para conocerlos y ver de qué manera, cada uno de nosotros podemos hacernos eco de ellos y hacerlos una realidad en nuestro entorno.

La autora es orientadora familiar, correo: luchimazzei@hotmail.com

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