Democracia o destrucción

Por el Dr. Marcelo J. Castro Corbat

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En Argentina no existe democracia. Los ciudadanos votan sin saber a quien y los elegidos, después del acto electoral los ignoran y desprecian, designándolos como la “gilada”. El pueblo no tiene el derecho a gobernarse ni de elegir a sus representantes. La absurda disposición constitucional en la que “los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático”, instauró el corporativismo político, que es incapaz de evolucionar, porque prioriza los intereses corporativos partidarios y los personales de los políticos, sobre los del país. La ley electoral, inspirada en ese absurdo, concede el poder a la corporación política, en perjuicio de los derechos del pueblo. Para que el pueblo gobierne, él debe elegir a sus representantes – no los partidos políticos – y lo más importante, el pueblo debe controlar el cumplimiento de las obligaciones de los elegidos. Si la ciudadanía no los controla se convierten, como sucede actualmente, en funcionarios a la búsqueda de sus propios intereses. Lo catastrófico de la partidocracia corporativa es que crea inseguridad social y económica, impulsa la corrupción, no respeta las leyes, violenta la voluntad popular e impide la prosperidad del país. El poder es del pueblo y debe devolvérsele el gobierno.

Dr. Marcelo J. Castro Corbat

segundarepublica@fibertel.com.ar

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