De anuncio en anuncio…

¿Para qué quiere hoy Néstor Kirchner volver a la conducción del partido justicialista? Ha demostrado no tener sabiduría para la conducción. No formó militantes, sino cuadros de choque.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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La escuela sin ninguna duda es el fiel reflejo de una sociedad. En Argentina la educación vive de la reforma de la reforma, y de anuncios y eslogans…”Educación para todos”, “Educación con calidad”. ¿Es de un país moderno anhelar hoy lo que muchos años atrás conseguimos?. Bien define el prof. van Gelderen “la calidad escolar se logra cuando la escuela puede atender el proceso de desarrollo hacia el saber de los alumnos, orientar a los padres para lograr una convergencia con la acción de la escuela y además capacitar y formar al equipo docente”. Si esta fórmula clave para la calidad educativa se volviese a dar en las aulas argentinas, la escuela volvería a tener autoridad motorizada por la sabiduría. Hoy se vuelve imprescindible que los chicos ante la inmadurez de los padres obtengan en las aulas ejemplos de adultez. Van Gelderen dice “los docentes tenemos que llegar a ser adultos con sabiduría y con capacidad de servicio para tener posibilidad de autoridad y de poder”. Con respecto al otro eslogan “Educación para todos”, lo cual también supo Argentina tener, hoy con la brecha abismal existente por la mala distribución de la riqueza entre los unos y los otros, es imposible que un chico mal dormido, mal comido, sin dinero para el transporte pueda recepcionar y participar activamente del proceso formativo. (La pobreza y la indigencia acaparan aproximadamente el 45% de la población). Argentina, comenzando por Sarmiento en el siglo 19, realizó la revolucionaria transformación de convertir un habitante en ciudadano. Dos siglos después, Argentina debe emprender el mismo camino.

La espasmódica política gubernamental pivotea de título en título, de anuncio en anuncio, arrastrando en ello la imposibilidad de construir soluciones donde hay problemas. Hoy Argentina es un gran abanico de conflictos sin el consecuente tratamiento para su resolución. Está claro que esto no compete sólo al gobierno de los Kirchner. Hoy 2010, estamos viviendo con Malvinas el resultado de una equívoca política desarrollada por el entonces canciller Guido Di Tella. El Dr. Mario Cámpora, embajador argentino en Londres (1990-1994), debió alejarse de tal función en ese país por haber advertido, en 1993, que Inglaterra iba a avanzar en la exploración petrolera en el archipiélago y que Argentina estaba con políticas distractivas en vez de avanzar con el Plan Argentina que incluía licitar bloques complementariamente en las zonas respectivas a los fines de prospectar y explorar. Cámpora creía que la plataforma Ocean Guardian llegaría en 1994. La baja en el precio del petróleo hizo que el Reino Unido bajase sus expectativas hasta estos días. El Dr. Cámpora dice: “ante lo inevitable nuestro país necesita desarrollar vínculos con Europa, Reino Unido. Lo mismo con Brasil, Chile y Uruguay, países que están encontrando petróleo en sus propias áreas y costas, hay que estimularlos para que se vean involucrados en una zona como Malvinas fuente de petróleo y energía para los países de América del Sur. Las Islas Malvinas se van a transformar en un polo de desarrollo. Frente a ese polo de desarrollo la perspectiva argentina es el avance y el crecimiento de la Patagonia. En la medida que la Patagonia sea una región de desarrollo y prosperidad, va a proyectar su influencia sobre el archipiélago, esta es una temática que exige paciencia, firmeza en las posiciones a la espera de que Argentina pueda recuperar las islas tal cual lo dice la Constitución Nacional reformada en 1994…” Ahora, ¿por qué si en la misma línea geológica Chile tiene petróleo, Malvinas tiene petróleo, Argentina no decide avanzar en una política petrolera en esa área?

Si la razón de ser de una escuela es lograr un ciudadano que a su vez participe en la construcción de un gran país, la razón de ser de un partido político es la formación de militantes dispuestos a trabajar desde su óptica ideológica en la construcción de ese gran país. Si esto es así ¿para qué quiere hoy Néstor Kirchner volver a la conducción del partido justicialista? Ha demostrado no tener sabiduría para la conducción. No formó militantes, sino cuadros de choque. Desnaturalizó al Justicialismo, desde lo formal conformando el Frente para la Victoria, y alejándose de la doctrina inspiradora de este partido en la mayoría de las acciones de su gobierno. Kirchner conduciendo este partido, fiel a su estilo, jamás convocó a una reunión de congresales ni fue habitué de Matheu al 130. ¿Acaso será su debilidad la que lo lleva a abrazarse con los símbolos y las estructuras?

Así como Argentina sin eslogan tuvo educación para todos, también tuvo partidos políticos que implementaron políticas de Estado para una Argentina para todos…

Fuente: diario La Capital de Rosario, 28-02-2010, por María Herminia Grande.

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