Con Américo Monroig se fue un pionero de la heladería

Tenía 88 años. Fueron populares sus helados “San Martín”, que llegó a venderlos en la plaza 25 de Mayo en su tradicional “carrito” para atender al público. La había fundado su padre Antonio en 1928. Durante décadas funcionó en Bernardo de Irigoyen al 700, acompañado por su esposa María Teresa.

Por Emilio Grande (h.)

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En la tarde de ayer dejó de existir don Américo Monroig a la edad de 88 años. Sus restos se sepultarán esta mañana a las 10 en el cementerio del parque Colonial, previo oficio religioso en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús. “Mi padre Antonio (vino de España en 1908) fundó la heladería el 8 de octubre de 1928 en la ex calle Corrientes 568 (hoy Lisandro de la Torre), empecé a trabajar de chiquito con mis 10 hermanos. La calle era de tierra, el barrio estaba bastante despoblado y la gente venía a tomar helados; también realizábamos reparto con carritos”, había expresado cumplir 70 años de vida comercial (La Opinión, 27 de octubre de 1998). A decir verdad, fue uno de los pioneros de la heladería en Rafaela que continuó en 1955 con su hermano Antonio Remigio -luego se retiró- en el negocio ubicado en calle Bernardo de Irigoyen 775, en pleno corazón del barrio 9 de Julio. Se había casado el 25 de setiembre de 1948 con María Teresa Junco (fallecida), de cuyo matrimonio nacieron cuatro hijos: Américo Antonio, Nélida Raquel, María Elena y Silvia Beatriz. Eran tan populares los helados artesanales “San Martín” que la gente de todos los barrios acudía a su heladería. Por esos añosel local estaba en una zona del barrio donde las calles eran de tierra, situación que cambió con la llegada del pavimento en la década del setenta. Una de sus especialidades -tenía 44 gustos diferentes- era el helado “carioca” bañado en chocolate negro o blanco a partir de 1975, toda una innovación de aquel momento y única en la ciudad que ofrecían un condimento a sus riquísimos helados. Conviene recordar que en esos años las heladerías cerraban en los meses de invierno. Al mismo tiempo, su visión adelantada de comerciante lo llevó a salir a la calle con una movilidad reciclada: un carrito convertible transformado en una miniheladería de color celeste y blanco que utilizó para atender al público durante 40 años. Su lugar de venta fijo -con los famosos pinitos, vasitos y tabletas- era la plaza 25 de Mayo hasta 1980 en el sector este, frente a la recova Ripamonti. Se trataba del conocido “Wippet” modelo 1929 que también había sido presentado en la primera exposición denominada “Mundo lácteo” en 1996 montada entre Estación y Plaza Clucellas. Una vez que se retiró de la actividad, su hija Silvia con su marido -en los últimos años- continuaron con el negocio familiar, agregándole la novedad de autoservicio: el cliente se servía los gustos que quería, más confituras y bebidas, y luego pagaba según el peso. Esta heladería cerró sus puertas hace unos años atrás, pero en el imaginario colectivo de decenas de generaciones de rafaelinos no se olvidará de la heladería “San Martín” y el clásico de los helados en la paseo principal de la ciudad.

Emilio Grande (h.)

Este artículo fue publicado en diario La Opinión de Rafaela, 10 de enero de 2007.

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1 thought on “Con Américo Monroig se fue un pionero de la heladería

  1. lamento lo sucedido soy hija de avelino hermano de americo monroig y me llena de orgullo leer estas lineas no conosi a todos mis tios solo a vicente pero guardo con mucho amor la foto de los doce hermanos mi padre los amaba mis saludos a todos mis primos con amor mabel silvia monroig de mendoza

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