«Combatir cada día el pecado»

Destaca el cardenal Estanislao Karlic en una entrevista, quien brindó un retiro de silencio en la Abadía. El cónclave «fue una manifestación de la libertad de los cardenales para elegir al Papa».

Por Emilio Grande (h.)

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Por Emilio Grande (h.).- El sábado y domingo últimos se realizó un retiro de silencio con el cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná y ex presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, en la abadía Nuestra Señora de la Esperanza, organizado por DEPLAI (movimientos laicos de la diócesis de Rafaela), en el que se vivió una fuerte experiencia de Dios en el marco del año de la fe. «Sin embargo, fue muy conversado, pero de mucha intimidad e interioridad, ha habido una manifestación de una vida cristiana muy profunda, comprometida, muy esperanzadora y transparente. Consuela descubrir en la vida de la Iglesia en esta parte del mundo y si el papa Benedicto -quien dijo que la Iglesia vive- hubiera tenido la experiencia de estos días hubiera quedado muy contento», expresa Karlic de 87 años a este cronista al finalizar el retiro del que participaron 26 personas. -¿Cuáles fueron los ejes del retiro? ¿Incluyó el Catecismo de 1992 (Karlic colaboró en su redacción)? -Fue una proposición del contenido y del espíritu del catecismo, que significa el misterio cristiano presentado con la sabiduría de la Iglesia que fue recoger la doctrina católica vivida en toda la Iglesia como expresión de su fe y de la revelación confesada, celebrada, vivida y rezada. -Fue un retiro especial por la fiesta de Pentecostés, ¿se sintió la presencia del Espíritu Santo? -Fue una providencia hermosa, terminar con la celebración de la efusión del Espíritu Santo y verdaderamente ha estado el Señor sosteniendo el corazón, las reflexiones, los compromisos que se han renovado con tanta buena voluntad. -Monseñor participó en marzo de las congregaciones generales previo al cónclave para elegir el nuevo Papa. ¿Cuál fue el espíritu de esos días en Roma? -El que se manifestó en la elección fue un fruto de toda esa sabiduría, libertad, coraje que se manifestaba en la participación de los cardenales de todo el mundo. Hay que dar gracias a Dios por la grandeza de Benedicto en su renuncia, por la elección (de Francisco) y los electores. Reinó una libertad interior muy grande y una responsabilidad, se quiso elegir a quien pudiera servir a esta misión de la Iglesia de ser sacramento de salvación para el mundo entero que es el amor de Dios, el compromiso de los que creemos en Jesucristo, en un compromiso radical como aprendemos en el Evangelio y lo vivimos en cada eucaristía y en la gente que está dando la vida por su fe en el mundo en este momento. -¿Sorprendió la elección de Bergoglio como papa o estaba en los planes de los cardenales? -Leí el día que empezaba el cónclave en un diario muy conocido de Italia el nombre del cardenal Bergoglio con mucho relieve y no estuvo ajeno a las conversaciones y publicaciones que se hacían. Fue una manifestación de la libertad con que querían manejarse los cardenales para elegir la persona más indicada para presidir la fe, la esperanza y la caridad en la Iglesia. -¿Cuáles son los desafíos de la Iglesia en la nueva evangelización frente a las críticas de pecados por sus miembros de pedofilia y manejos oscuros? -Vivir la verdad de su lucha cotidiana y decir como Benedicto la Iglesia vive, el Señor le ha dado signos de su presencia muy especialmente en el cónclave, con humildad, queriendo combatir cada día el pecado donde esté, también dentro de nosotros, y las cosas más delicadas y de más gravedad con más sabiduría y entrega. El Papa tuvo una de las primeras gracias en elegir el nombre de Francisco al decir que somos criaturas pobres pero con Dios podemos transformar el mundo y permanecer siempre en esa humildad.

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