«Catalogan a la actual situación argentina de default restringido»

Es la mirada del economista Maximiliano Tessio en una entrevista. «Sería ridículo que no se llegue a un acuerdo ante la proximidad que muestran el Gobierno y los bonistas», opinó. Estima que el frente fiscal sigue deteriorándose de la mano de la cuarentena. Considera que los exportadores perderían parte de su rentabilidad por la brecha entre el dólar oficial y el contado con liquidación.

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Maximiliano Tessio.

Por Emilio Grande (h.).- Frente a la compleja coyuntura económica, este cronista entrevistó Maximiliano Tessio (economista, director de la Licenciatura en Finanzas en la UCSE DAR, especialista en Finanzas) para hablar sobre el default «restringido» debido al no arreglo con los bonistas, la propuesta del Gobierno, la situación económica, las consecuencias de la emisión monetaria y el aumento del dólar.

Argentina ingresó en el noveno default de su historia, ¿qué significa técnicamente?
Las principales calificadoras de riesgos han catalogado a la actual situación argentina como de default restringido, esto debido al no pago de los intereses de tres bonos soberanos dentro del período de gracia estipulado de 30 días, que expiró el 22 de mayo. Técnicamente esto marca un evento de incumplimiento, pero como este se da en el marco de un proceso de reestructuración integral de la deuda por parte de la Argentina, iniciado en mediados de abril y con plazo límite en junio, aun no tenemos que hablar de las consecuencias propias que un default acarrea.

¿Cómo estimás la nueva propuesta del Gobierno a los bonistas?
La forma más clara de entender las propuestas es hablando en términos de Valor Presente Neto (VPN). Lo que Argentina quiere reestructurar son bonos emitidos a lo largo de los años. Un bono es un compromiso de pago en el futuro, y se estructura en una serie de pagos de intereses y capital. Este flujo de fondos descontado a una tasa de interés nos da el Valor Presente Neto. La propuesta original de Argentina ofrecía un Valor Presente Neto de US$ 40, en tanto que la pretensión de los principales fondos estaba por los US$ 60 de VPN. Al momento la administración nacional y los acreedores siguen tironeando para ver si hay margen para arreglar el dilema de la deuda. El Gobierno se plantó en la zona de US$ 45 y sólo estaría dispuesto a dar algún tipo de «endulzante». Los bonistas ahora parecerían dispuestos a cerrar en la zona de US$ 51/52. Esto haría ridículo que no se llegue a un acuerdo ante la proximidad que muestran las puntas.

¿Cuál es tu análisis sobre la coyuntura económica en medio de la crisis sanitaria?
El frente fiscal sigue deteriorándose de la mano de la cuarentena. En abril, las cuentas públicas mostraron un rojo primario de $ 228 mil millones. Este resultado nos permite estimar de un costo total de la cuarentena de $ 1,7 billones, que será financiado mayormente con emisión monetaria.

-¿Cómo impactará la emisión en la inflación?
-La mayor emisión de pesos se concentraría en el segundo trimestre, para luego reducirse en el tercer trimestre. Esto impulsará ciertamente el nivel de monetización de la economía (base monetaria/PBI), que superaría el 13% del PBI en el corto plazo. En el mediano plazo creo que el ratio BM/PBI se estabilizaría en 9% y 10%, similar a la observaba en el cepo anterior. Haciendo un ejercicio de consistencia macroeconómica simple, nos arroja que el incremento del IPI (Indice de Precios Implícitos) se hallaría en torno al 65% y 70% hacia fin de año (inflación mayorista), brindando algunas pistas de la inflación que podríamos experimentar en el último trimestre (del orden del 5% mensual), que a fin de año rondaría el 50%.

Con el nuevo Gobierno, el dólar no paró de aumentar, ¿cómo se explica que el blue está casi el doble del oficial en medio de una cultura bi-monetaria?
El ejercicio de consistencia económica realizado anteriormente, sabiendo las limitaciones de este tipo de análisis, nos permite traspolarlo al campo cambiario. De esta manera, el Contado con Liquidación (CCL) podría alcanzar un nivel de $/US$ 140/160 a fin de año. Si el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial permitiera elevar la cotización a $/US$ 80 para fin de año, entonces estaríamos hablando de un nivel de brecha de entre 75% y 100%.

¿Es posible convivir con este nivel de brecha?
Creo que en un contexto macroeconómico como el actual sería posible hacerlo temporalmente. El enorme superávit comercial, la fuerte represión financiera actual, el bajo nivel de monetización de la economía (mucho dinero transaccional), los escasos pagos al exterior en concepto de deuda (ya sea por caer en default o por los nulos pagos de la propuesta realizada) y la nula demanda por dólares del turismo, entre otros, le permitirían al Gobierno llevar adelante una estrategia de acumulación de Reservas Internacionales (RRII) con escasos impactos negativos en el corto plazo. El problema es que los exportadores perderían parte de su rentabilidad por la mencionada brecha, haciendo que no sea sustentable en el largo plazo. Por ello hablamos de que se puede «convivir» temporalmente con un esquema de brecha elevada en el contexto actual, muy diferente macro-económicamente que el anterior cepo entre 2011-2015 (déficit comercial, déficit energético, dólar ahorro, dólar turista, dólar tarjeta, pagos de la deuda, etc). El principal desafío para el Gobierno se centraría en evitar cualquier tipo de demanda social que pueda surgir de los sectores exportadores afectados. Subsidios, políticas de precios diferenciales y créditos blandos, entre otros, seguramente formarían parte del menú del Gobierno para calmar cualquier tipo de demanda que surja de los exportadores afectados. Los problemas estructurales todos sabemos que irían surgiendo a medida que la recuperación económica se vaya consumiendo los dólares que hoy «sobran». Seguramente no aparecerían nuevas exportaciones, e incluso bajarían las actuales afectadas adversamente por impuestos y diferenciales cambiarios sumamente distorsivos.

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 29 de mayo de 2020.

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