Carta abierta de empresarios y ejecutivos cristianos

La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) publicaron reflexiones acerca de la situación que atraviesa el país.

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Conscientes de nuestra responsabilidad como empresarios y ejecutivos cristianos, deseamos expresarnos e invitar a una reflexión a todos los actores con capacidad de decisión. En particular a las máximas autoridades gubernamentales, pero también a todo el arco político así como a los dirigentes empresariales, sindicales y sociales. Entendemos que silenciar nuestro sentir y pensar ante la situación que vive nuestra sociedad sería una cobarde actitud.
Los argentinos tenemos experiencia en crisis: las hemos sufrido una y otra vez a lo largo de los años y hemos aprendido con dolor cómo se originan, el modo en que se desarrollan y las duras consecuencias que dejan, con familias cada vez más pobres y desamparadas, sin posibilidades de retorno.
La inflación es un mecanismo nocivo y perverso que deberíamos erradicar para siempre porque hiere la dignidad de la persona, destruye la convivencia y favorece la desigualdad.
En este contexto, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) y la Dirección de Relaciones Corporativas e Institucionales de ACIERA invitan a la reflexión y al diálogo para la búsqueda conjunta de soluciones, que a veces son conocidas pero no implementadas por falta de voluntad y acuerdo.
Cuando se empiezan a buscar culpables y se amenazan a los actores de la economía, se pierde la confianza mutua. Debemos ser conscientes de que este costo lo pagará la sociedad con más pobreza y marginación.

Por eso, solicitamos:
* al Gobierno que tome decisiones que brinden certidumbre a los actores económicos;
* a la oposición que, ante la gravedad de la situación, no especule con beneficios electorales ni que ceda a la tentación de la venganza;
* a los responsables del aparato estatal -de Justicia, Seguridad, Salud, Educación, Provincias, Municipios, etc.- que estén a la altura de la responsabilidad conferida;
* a los dirigentes sociales y sindicales, responsabilidad y mesura para evitar males mayores de sus propios representados;
* a nuestros compatriotas, que no caigan en expresiones dramáticas ni pesimistas que alejan las soluciones pacíficas; que no pierdan las esperanzas, que no aflojen,

* y a los empresarios, que cumplamos con nuestro deber, que evitemos tomar beneficio de la desgracia generalizada y que hagamos la necesaria introspección para evitar caer en atajos y en prácticas facilistas reñidas con la ética profesional.
La Nación necesita de cada uno de nosotros, pero también, como sociedad necesitamos de nuestros líderes el respeto por la verdad y la ejemplaridad de sus conductas.
Respetar nuestra Constitución, en su letra y su espíritu es un primer paso necesario para ello.

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