Caridad social y política y vida cristiana

Se trata de la homilía pronunciada el 25 de mayo de 2007 por el obispo de Rafaela, monseñor Carlos María Franzini, en la Iglesia Catedral, durante la Solemne Celebración de Acción de Gracias, con motivo de la fiesta patria.

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Queridos hermanos:

  1. El epílogo del evangelio según San Juan nos ha guardado esta hermosa escena que nos presenta al Resucitado en diálogo íntimo y profundo con sus discípulos, poco antes de su partida “junto al Padre”.

  2. Debemos ubicar esta escena en su contexto inmediato: ha pasado ya la pasión, el abandono de los discípulos, la triple negación de Pedro, sus lágrimas de arrepentimiento y, después de una breve ausencia, la noticia inesperada e increíble: el que estaba muerto vive. En este clima de novedad absoluta sobran muchas palabras y Jesús va a lo esencial. Por ello resume su propuesta en este triple reclamo de amor y la invitación al seguimiento.

  3. El seguimiento es la actitud básica del auténtico discípulo; es la respuesta lógica de quien se sabe amado, acogido, perdonado. “Amor con amor se paga”, dice la expresión popular.

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  4. Hoy celebramos nuestra fiesta patria. En esta celebración queremos reconocer la patria como el espacio que nos cobija y nos hace ser más plenamente lo que somos. La patria, tierra de los padres, que no es sólo espacio geográfico sino también historia, cultura, proyectos, sueños y frustraciones compartidos. La patria que no sólo nos ha dado, y nos sigue dando, sino que también espera de nosotros. De esta patria no sólo somos beneficiarios sino que también somos deudores.

  5. Por ello al celebrar la fiesta patria queremos hacer memoria agradecida de lo que hemos recibido. Hacer memoria para renovar nuestro compromiso de corresponder a lo mucho que la patria nos ha dado. No sólo pedirle, exigirle sino también darle.

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  6. Si a todo ciudadano, mucho más al ciudadano cristiano la patria le reclama y de él espera una respuesta. El pueblo argentino, mayoritariamente cristiano, está invitado en esta fecha a detenerse para reflexionar, reconocer y agradecer tantos dones de Dios a través de esta tierra común que nos cobija.

  7. Como Pedro que, a pesar de sus miserias y de su traición supo llorar, amar y ponerse tras las huellas del Maestro, también los cristianos argentinos hemos de reconocer con humildad mucha incoherencia en el seguimiento del Señor en este espacio concreto que es la Patria que el mismo Señor nos ha regalado.

  8. Reconocer y ponernos confiadamente en marcha en la construcción del bien común. Sólo así haremos realidad el “amor social y político” del que habla el Magisterio de la Iglesia.

  9. Si al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor, es bueno recordar que ello implica también el amor a la Patria, traducido en gestos concretos de servicio y compromiso.

  10. Este año, marcado por las elecciones locales, provinciales y nacionales, nos hace bien volver a recordar estos principios fundamentales de la moral cristiana. No se ama acabadamente hasta que no se incluye en la vida personal el compromiso social y político. Cada uno según su vocación y capacidad; cada uno desde el espacio más apropiado a la propia realidad; cada uno sintiéndose parte y responsable de la “cosa pública”; todos conscientes de ser únicos e irreemplazables en la tarea común. Es mezquino, cuando no hipócrita, criticar a los demás cuando no estamos dispuestos a poner algo de nosotros mismos en la construcción conjunta.

  11. Nuestra frágil democracia necesita del “amor político” de los cristianos y de tantos hombres y mujeres de buena voluntad. No sólo ante las elecciones, sino todos los días.

  12. Es cierto que las elecciones reclaman una especial responsabilidad. Lo hemos recordado recientemente los obispos argentinos. Responsabilidad de los candidatos al presentar propuestas concretas y posibles; responsabilidad de acompañar dichas propuestas con conductas dignas y acordes a las funciones a las que se aspira; responsabilidad para encarar campañas limpias, respetuosas de la dignidad de todos, evitando chicanas, agresiones, dádivas o promesas fáciles…

  13. Responsabilidad de los ciudadanos que al votar ejercemos un derecho y un deber al que no podemos sustraernos. Responsabilidad de conocer propuestas y trayectorias, que avalen dichas propuestas. Responsabilidad al controlar a las autoridades, premiando o castigando con el voto la coherencia de las conductas y la seriedad de las propuestas.

  14. Pero de poco servirá un nuevo proceso eleccionario si no se van afianzando día a día las instituciones de la democracia con el empeño perseverante y convencido de todos. También acá jugamos el “amor político” y –los cristianos- manifestamos nuestro seguimiento del Señor “con obras y de verdad”, según la enseñanza de San Juan.

  15. Celebremos esta nueva fecha patria agradeciendo a Dios la gracia de ser argentinos. Ofrezcamos lo mejor de nosotros a favor del bien común y –como Pedro- también nosotros manifestemos nuestro deseo de seguir al Señor, sirviéndolo con nuestro compromiso ciudadano.

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