Camino de Cuaresma… camino de purificación y transformación

Por Alicia Riberi.- Inicio esta nota con un párrafo de una carta de Juan Pablo II, para el tiempo de Cuaresma de 2005: 1. Cada año, la Cuaresma nos propone un tiempo propicio para intensificar la oración y la penitencia y para abrir el corazón a la acogida dócil de la voluntad divina. Ella nos invita a recorrer un itinerario espiritual que nos prepara a revivir el gran misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo, ante todo mediante la escucha asidua de la Palabra de Dios y la práctica más intensa de la mortificación, gracias a la cual podemos ayudar con mayor generosidad al prójimo necesitado.

Si leímos  atentamente y desde el corazón, este párrafo, nos daremos cuenta, que en este momento en el mundo se está ignorando en general esto tan primordial como la vida. El itinerario espiritual al que nos invitó ya Juan Pablo II en el 2005, requiere en primer lugar, que miremos profundamente nuestro interior, que es lo que está mal, que es lo que no sirve, para sacarlo y entonces sí hacer ese recorrido, que seguramente Dios quiere, para restaurar nuestra vida, por momentos tan vacía y sin un rumbo fijo ni claro.

Los tres pilares sobre los que se sostiene este tiempo tan rico en misericordia, son los siguientes: el ayudo que representa privarnos de algo que realmente nos cueste, seguramente la comida es una de esas cosas, pero hay muchas otras de las que podemos ayunar aunque nos cueste, como por ejemplo dejar de comprarnos algo y pensar en el que menos tiene, o dejar de protestar todo el día quejándonos de todo, pero todo esto que lo hagamos sin mostrarnos como mártires, sino con la alegría de los hijos de Dios, que quieren agradar a su padre. La Virgen pide mucho el ayuno por los pecados del mundo. También es fundamental la oración, pero no como un hecho  ocasional en Cuaresma, sino descubrir el valor enorme de la oración, no solo para nuestras vidas, sino para ayudar a los demás y para lograr cambios en el mundo entero. Volver al rosario y a ese diálogo informal de todos los días que debemos hacer con Dios, con nuestras palabras y teniendo muy presente la palabra de Dios, que es la que nos marca el rumbo para no equivocar el camino. Finalmente, desprendernos un poco de lo material y descubrir el valor de compartirlo. Debemos estar atentos al hermano que necesita de nosotros y brindarle nuestro apoyo, no esperando que nos sobre algo, sino dar lo que nos cuesta. La caridad es un principio básico para ser hijos de Dios, si no somos capaces de conmovernos con el dolor y la necesidad del hermano, como podemos pretender que el Señor sea misericordioso con nosotros.

Transitar en tiempos tan difíciles, este tiempo de Cuaresma, de cambios, de transformación interior, es todo un desafío. Antes o después,  todos vamos necesitados al Padre, a suplicarle o a rogarle por un  problema personal…como podemos recurrir a Él, si nunca nos acordamos de Él más que para pedir. Ante Dios debemos reconocernos pecadores, y saber pedir perdón con humildad de corazón y también saber agradecer por tantas cosas que nos da y que pareciera que solo valoramos, si las perdemos.

Es mi deseo,  que en este camino cuaresmal, podamos ir despojándonos de todo los que nos aleja de Dios y podamos incorporar muchas cosas que nos unan más a él  y nos ayuden a hacer una libre elección de no separarnos más de Jesús, valorando por fin, el enorme sacrificio que hizo al morir voluntariamente en la cruz por nosotros, pobres pecadores.

Esta enorme posibilidad de caminar por el resto de nuestras vidas con Jesús, la tenemos todos, ojalá sepamos descubrir, lo que Él quiere para nosotros y  le demos un nuevo amanecer a nuestras vidas.

El camino de Cuaresma…es un camino de purificación y transformación.

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