“Brasil y la Argentina no deben dejar solo al presidente Chávez”

Lo afirma el sociólogo Helio Jaguaribe.

Por Jorge Elías

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“La Argentina y Brasil no deben dejar solo al presidente Hugo Chávez. Necesitan entenderse con él”, sostuvo el abogado y sociólogo brasileño Helio Jaguaribe.

Añadió: “Lo que hay que hacer, desde América del Sur en general y desde la Argentina y Brasil en particular, es decirle: «Mire, señor Chávez, usted puede ser el caudillo de una pequeña porción de América latina y crearse un liderazgo microscópico, o reunirse con nosotros –es decir, con Kirchner y Lula– para un gran liderazgo latinoamericano». Chávez no se resistiría”.

Lejos de criticarlo, Jaguaribe sostuvo que Chávez, que acaba de ser reelegido, vive permanentemente sometido a los sufragios, y que no ejerce una dictadura, sino un “autoritarismo plebiscitario”. Más realista que optimista, según se definió a sí mismo, Jaguaribe juzgó de equivocada la estrategia que aplica el gobierno de Néstor Kirchner en el conflicto con Uruguay por las plantas de celulosa.

“La posición argentina no tiene sustancia –dijo el intelectual brasileño en una entrevista concedida a LA NACION–. Es emotiva y, además, un poquito electoralista. No se puede subordinar un asunto tan importante de la política exterior, como la relación entre dos países hermanos, a las demandas histéricas de un micropueblo. Eso se ve superado por la racionalidad.”

Jaguaribe fue cofundador del Instituto Brasileiro de Economia, Sociología e Política (Ibesp), en 1952. Fue profesor de las universidades de Harvard y de Stanford, y del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Es doctor honoris causa de varias universidades (entre ellas, la de Buenos Aires) y miembro de la Academia Brasileña de Letras desde 2005. Recibió el premio Konex Mercosur en Buenos Aires.

“El presidente Kirchner heredó una situación delicadísima después de la crisis de 2001 -evaluó-. Con admirable capacidad de recuperación, está elevando las tasas anuales de crecimiento del país al ocho o el nuevo por ciento, y está recuperando aceleradamente el terreno perdido. El resultado no podría ser mejor.”

Sereno, punzante, a menudo ocurrente, Jaguaribe, de 83 años, no se mostró escéptico sobre América latina, más allá de las frecuentes tensiones bilaterales en la región. “No tienen ninguna importancia -dijo-. Esa es la verdad. Son problemas coyunturales que hay que superar con decisiones conjuntas.”

Sobre Chile, algo así como el reverso de la moneda, señaló: “Logró unificar sus posiciones desde un neoliberalismo crítico, no desde un neoliberalismo estúpido, lo que le permitió sacar ventajas en el corto y en el mediano plazo. A largo plazo, creo yo, tiene que cambiar de posición. No puede ser permanentemente exportador de frutas, salmón y cobre. Tiene que ser parte de América del Sur. Eso significa adherirse al Mercosur”.

-¿Le pareció positiva la incorporación de Venezuela al Mercosur?

-Fue extremadamente positiva. Le dio una proyección de sostenimiento y, además, apunta a hacer del Mercosur el núcleo duro de la consolidación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, de modo que deje de ser una entidad declarativa y se convierta en una entidad operativa.

-¿Chávez pasó a ser la primera voz?

-Chávez habla con vigor, pero hay que invitarlo para que, en lugar de ser el caudillo de una subregión andina, se convierta en un líder de la formación de un gran sistema sudamericano en compañía de Kirchner y Lula.

-¿Cómo ve a Lula?

-Es uno de los hombres más inteligentes que han llegado a la presidencia de la república brasileña. Su gran inteligencia le permite compensar sus enormes deficiencias de formación y de educación. En Lula hay un gran conflicto entre su inteligencia y su personalidad.

-¿Perdieron peso los Estados Unidos en la región?

-Los Estados Unidos no disponen de condiciones para el ejercicio unilateral de una hegemonía. Una hegemonía en las condiciones complejas del mundo contemporáneo tiene que ser por medio de proyectos que sean de interés común. No hay sitio para que un país imponga su voluntad soberana sobre los demás sin pagar un alto costo por ese intento.

-El único proyecto para la región que se mantuvo después de 2001 fue el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

-Y es muy negativo. Los Estados Unidos han estado viviendo un momento desfavorable en sus relaciones internacionales, pero me parece sensato hacer una distinción entre el gran pueblo norteamericano y el lamentable liderazgo de Bush. Bush, como presidente de turno, es muy negativo y muy incompetente. Es importante ver más allá de Bush.

-¿Cambiará algo cuando asuma la mayoría demócrata en el Capitolio?

-Con eso cambiará un poco, pero cambiará mucho con la sucesión de Bush, en 2008. La sucesión tendrá un sentido muy distinto de lo que ha sido su lamentable gestión.

-¿Cómo resuelve América latina, mientras tanto, sus problemas internos?

-Los latinoamericanos tienen que ser conscientes de que su destino es propio. Claro que una superpotencia como los Estados Unidos puede ser positiva o negativa. La agenda latinoamericana no depende de la agenda norteamericana, sino de sus decisiones. Los latinoamericanos tienen proyectos que son independientes del capricho ocasional de los Estados Unidos. Los problemas que tenemos no son fatales; son solubles.

-Es optimista, entonces.

-Soy realista. No veo condiciones de antagonismo irremediable en América latina.

-¿Y el conflicto entre la Argentina y Uruguay?

-El éxito de Kirchner es más considerable domésticamente que internacionalmente. Veo con bastante lástima que las relaciones con Uruguay estén empeorando. Me causa mucha preocupación.

-¿Vislumbra alguna salida?

-El conflicto es artificial. Simplemente, hay que deshacerlo.

-¿Por qué dice que es artificial?

-Porque Uruguay está decidido a instalar las pasteras, que tienen todos los sistemas modernos para no contaminar el río. Lo que se podría considerar negativo, desde el punto de vista del vecino, no lo tienen. Un pueblito local reclama. La respuesta argentina a las pasteras uruguayas es totalmente equivocada.

-¿Qué debería hacer Kirchner con Gualeguaychú?

-¿Por qué el pueblito tiene que ser un escenario de conflicto permanente? Esas cosas no son legítimas.

-¿Puede servir la intervención del rey Juan Carlos de España?

-Eso espero. Es un hombre sabio.

-¿Podría hacer algo el gobierno de Brasil?

-No está involucrado, pero ve con mucha lástima que las relaciones entre la Argentina y Uruguay se vean perjudicadas por cuestiones que no son razonables. Espera que encuentren una solución conveniente lo más pronto posible.

-Uruguay apela en forma constante al Mercosur y, en forma indirecta, a Lula.

-Brasil tiene una profunda amistad con la Argentina y una decisión de mantener una alianza estratégica, pero eso no significa que vaya a aceptar todas las cosas que haga la Argentina cuando no está procediendo con racionalidad. No es racional la conducta de la Argentina con Uruguay.

Por Jorge Elías

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 27 de diciembre de 2006.

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