Arsenal y Lanús: dos modelos opuestos, pero igual de exitosos

El equipo de Sarandí se reforzó y sólo tiene a Gómez como joya de la casa; el granate se sustentó en las inferiores.

Por Juan Manuel Raimundo

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Este fin de año del fútbol argentino seguramente será recordado como el de la rebelión de los equipos chicos. Lanús y Arsenal abandonaron sus papeles habituales de fuerzas medianas para transformarse en un nuevo poder futbolístico. Se verá si es algo efímero o si son capaces de darle continuidad a este momento. Lo concreto, por estos días, es que ambos clubes se repartieron la escena. Lanús llegó a lo más alto en el terreno local y Arsenal tuvo su coronación internacional.

Igualados en su condición de equipos modestos, si bien Lanús le saca a Arsenal una amplia ventaja en historia y trayectoria en primera división, lo que no comparten es la receta para alcanzar el éxito. Casi representan dos modelos antagónicos. Lanús se sustentó en los juveniles que fue promoviendo de las divisiones inferiores. Siente tanto orgullo por el título del Apertura como por las condiciones que exhiben Valeri, Acosta, Blanco, Pelletieri, Fritzler, Lagos, Aguirre y otros más que van asomando lentamente. Todos, criados y formados en la cantera granate.

Arsenal no miró tanto hacia adentro para construir su plantel. Prefirió pasarle el rastrillo al mercado de pases para conseguir los jugadores que se ajustaran a sus necesidades económicas y futbolísticas. La presencia de representantes de las divisiones inferiores es casi simbólica. Anoche, entre los titulares, hubo uno solo, aunque bien puede ser señalado como la joya de la casa: Alejandro Gómez. El mediapunta, campeón mundial Sub 20 este año en Canadá, posee cualidades que no tiene casi ninguno de sus compañeros: gambeta, control de la pelota, picardía y llegada al área. De alguna manera, es la individualidad “distinta” de Arsenal.

El resto de los titulares de anoche proviene de otros clubes. Jugadores experimentados, muchos llegaron en préstamo para aprovechar la oportunidad que no les surgió en otros clubes de más nombre. Algunos volvieron al Viaducto tras haber pasado por otros equipos, como Calderón, Gandolfi y Andrizzi, el héroe de anoche. Cuenca consiguió en el arco la continuidad que no tenía en Racing. Matellán vino desde España. Mosquera no tenía un lugar asegurado en Estudiantes. Cristian Díaz dejó Huracán para cambiar de aire. Villar y Damonte encontraron la manera de seguir en primera división tras descender con Godoy Cruz y Nueva Chicago, respectivamente. San Martín volvió a sentirse importante como lo era en Banfield, tras un pálido paso por River. Biagini hizo las valijas para cerrar trece temporadas en Europa. Ulloa vio la posibilidad que se le negaba en San Lorenzo de pelear por un lugar en el ataque. Carrera trajo el despliegue que mostraba en Argentinos. Así se fue armando este Arsenal campeón de la Copa Sudamericana. No es el espejo de Lanús, pero fue igual de exitoso.

Ruiz y Espínola quedaron como los dos símbolos Los defensores Carlos Ruiz (36 años, anoche suplente) y Darío Espínola (34) son los símbolos surgidos de Arsenal. Ambos están desde 1993, jugaron en el ascenso y pasaron los 300 partidos con la celeste y roja.

Por Juan Manuel Raimundo

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 6 de diciembre de 2007.

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