Armas: un comercio de billones de dólares

El gasto en armamento sigue subiendo.

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ESTOCOLMO, 3 de septiembre de 2005 (ZENIT.org).-Las armas siguen siendo un gran negocio en todo el mundo. El 7 de junio, el Instituto Internacional para la Búsqueda Internacional de la Paz hizo público su informe anual sobre la industria del armamento. Según el «Libro Anual del SIPRI 2005: Armamento, Desarme y Seguridad Internacional», el gasto mundial militar en 2004 alcanzó los 1.03 billones de dólares actuales. El índice medio de aumento del gasto militar durante 1995-2004 ha sido del 2,4% en términos reales. Este periodo, sin embargo, se puede dividir en dos: el primero, la reducción en el gasto militar tras la Guerra Fría que culminó en 1998; el segundo, una tendencia al aumento desde 1998, que se aceleró hasta un aumento medio de cerca del 6% en términos reales durante el trienio 2002-2004. El informe observa que, de media global, el gasto militar del 2004 corresponde a 162 dólares per cápita, o al 2,6% del producto interior bruto del mundo. Pero hay una amplia variación entre las regiones y países. El gasto militar de Estados Unidos suma el 47% del total mundial. El gasto norteamericano creció rápidamente durante el 2002-2004, como resultado de la lucha contra el terrorismo y las operaciones militares en Afganistán e Irak. Según el informe del SIPRI, hay un creciente debate sobre la sostenibilidad de los actuales esfuerzos militares de Estados Unidos, debido al impacto en el déficit presupuestario federal y en el desarrollo económico.

Cinco grandes vendedores

Los datos del SIPRI muestran que el valor de las ventas de armas de las 100 principales compañías del mundo, excluyendo a China, subieron un 25% en el 2003, hasta los 236.000 millones de dólares (según el valor actual). De estás 100 compañías, 38 tienen su sede en Estados Unidos. Una, en Canadá. Estas 39 sumaban el 63,2% de las ventas de armas de las 100 principales, mientras que 42 compañías europeas (incluyendo a seis con base en Rusia) sumaban otro 30,5% de ventas. El informe observaba que sólo hay información limitada sobre las ventas comerciales de armas en el mundo. «Esta falta de datos», decía, «hace difícil establecer una base firme para la discusión política y pública de temas relacionados con la producción y venta de armas». La mayor parte de las ventas de armas se concentran en un pequeño grupo de países. Francia, Alemania, Rusia, el Reino Unidos y Estados Unidos suman el 81% de todas las entregas en el 2000-2004. En el mundo del comercio internacional de armas convencionales, Rusia ha suplantado a los Estados Unidos como el principal surtidor de armas pesadas durante el 2000-2004. Pero el SIPRI especulaba que el liderazgo de Rusia podría reducirse en el futuro, debida a lo antiguo de la tecnología de su equipo. Los principales compradores de armas en el 2004 fueron China y la India, aunque casi dependen completamente de Rusia para sus importaciones de armas, ahora están desarrollando sus propias armas. La India busca comprar a otros proveedores, incluyendo a Estados Unidos. La Unión Europea mantiene un embargo de armas contra China, impuesto tras la represión de 1989 en la Plaza de Tiananmen, pero ahora está considerando levantar las restricciones. De hecho, afirmaba el informe, el embargo no ha impedido a algunos países europeos aportar tecnología militar a China. Estados Unidos se opone firmemente a que se levante el embargo, para prevenir el aumento del poder militar chino, y ha amenazado a la Unión Europea con sanciones si ésta levanta el embargo.

Atasco nuclear

El control de armas sigue estando lleno de problemas. Sobre los programas ilegales de armas nucleares, biológicas y químicas, el informe del SIPRI indica: «Durante casi una década ha habido poco progreso en el control multilateral de armas en general, y algunos procesos han sufrido serios reveses». Además, los estados en algunos casos han violado sus obligaciones recogidas en los tratados de control de armas, añade el informe. El SIPRI considera que los progresos en relación a las armas nucleares durante el 2004 «han levantado graves cuestiones sobre el futuro del régimen de no proliferación nuclear y su principal base legal, el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968.». Se descubrieron evidencias sobre la red clandestina de apoyo al programa nuclear a Pakistán. Según se ha sabido, la red proporcionaba tecnología nuclear a Irán y a Libia y posiblemente a otros estados. Asimismo, ha continuado la controversia sobre la naturaleza del programa nuclear de Irán. Y ha habido poco progreso en las conversaciones internacionales sobre el futuro del programa nuclear de Corea del Norte. Además, los estados que forman parte del tratado de 1968 se han estancado a la hora de seguir poniendo en práctica sus disposiciones y no han logrado ni siquiera ponerse de acuerdo sobre una agenda para la Conferencia de Revisión del 2005. Ha habido algunas noticias positivas, con la decisión de Libia de poner en práctica su compromiso de diciembre de 2003 de abandonar y desmantelar sus programas de armas de destrucción masiva y misiles balísticos. La situación se ha desarrollado mejor en cuanto a las armas químicas, pues los países han seguido destruyendo sus stocks. De las 71.373 toneladas de armas químicas declaradas, 10.698 toneladas habían sido destruidas, de forma comprobada, el 31 de enero pasado. La mayor cantidad a destruir está en Rusia, y en el 2004 se acordó asistencia internacional adicional para su destrucción. En contraste, no ha habido progresos en la puesta en ejecución del Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, al no haber resuelto sus diferencias los países miembros de la OTAN y Rusia. Se continúan haciendo progresos, sin embargo, en la reducción en el mundo del problema de las minas, aunque el informe observaba que continúa el dilema entre la prohibición total y adoptar restricciones en su uso.

Misiones de paz

El número de misiones de paz siguió a un nivel alto en el 2004. Se desplegaron más de 64.000 militares y policías y 4.000 efectivos de personas civil en 21 misiones de Naciones Unidas. Además, 35 misiones de paz, con un total de 225.385 militares y personal civil, fueron llevadas a cabo por organizaciones regionales y coaliciones de Estados respaldados por Naciones Unidas. En muchos casos, las misiones también implican el ayudar a construir un nuevo estado. Esta tarea es difícil, observaba el informe. Afganistán es un ejemplo de las complejidades implicadas, con problemas continuos por la desmovilización de los grupos armados. El informe también observaba las dificultades políticas de llevar a cabo las misiones de paz. Los parlamentos, tanto a nivel nacional como internacional, tienen pocas posibilidades de influir o juzgar las misiones de paz internacionales. La Santa Sede ha hablado recientemente sobre el comercio de armas. El 11 de julio, el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente ante las Naciones Unidas, se dirigió al Segundo Encuentro Bienal de Estados para considerar la Puesta en Práctica de un Programa de Acción para prevenir, combatir y erradicar el Comercio Ilícito de Armas Ligeras. En su discurso, el arzobispo indicaba que se necesitarían formular estrategias a largo plazo para combatir la proliferación de armas ligeras. «La Santa Sede está convencida de que invertir en prevención, en hacer la paz, en conservar la paz y en construir la paz tienen el potencia de salvar millones de vidas», declaraba. Monseñor Migliore también recomendó que la comunidad mundial considerara seriamente debatir un tratado sobre el comercio de armas «basado en los mejores principios del derecho internacional sobre los derechos humanos y las leyes humanitarias». Una propuesta modesta en un mundo fuertemente armado.

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