Aprender del pasado frente a esta desafiante coyuntura

Por Emilio Grande (h.).- Los hitos principales sobre la historia de la formación (no fundación) de la colonia Rafaela en 1881, la declaratoria de ciudad en 1913 y los hechos destacados a lo largo de 138 años de vida pueden servir también para analizar la complejidad de la actualidad y la incertidumbre por un futuro desafiante.
Entre los sucesos de los primeros años se pueden destacar la gesta colonizadora a cargo de la empresa de Guillermo Lehmann con la venta de las tierras en 18 localidades entre Rafaela y la zona de influencia; el trabajo denodado y silencioso de los primeros pobladores en medio de la crudeza del trabajo en la tierra; el crecimiento social a través de la participación en las primeras instituciones (muchas siguen existiendo); el aporte de los comerciantes en la vida comunitaria del incipiente pueblo-ciudad; el ferrocarril como vía de comunicación para el desarrollo y crecimiento económico con 4 líneas, uniendo Rafaela con Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Santa Fe, San Francisco y las colonias vecinas; la fe católica traída por los inmigrantes italianos del Piemonte y enriquecida por las nuevas oleadas migratorias para pedir y agradecer por la familia, la salud y el trabajo.
En sus primeras décadas, la mayoría de la población rafaelina estuvo formada por inmigrantes expulsados de países europeos, en el marco de una política nacional agresiva para poblar las distintas regiones del territorio nacional, entre ellas la provincia de Santa Fe.
En el contexto actual, ¿cuáles son los objetivos institucionales de la Perla del Oeste con más de 100.000 habitantes? Nuestra ciudad que fue creciendo lentamente y en las últimas tres décadas aproximadamente arribaron nuevas corrientes inmigratorias, en este caso provenientes de otras provincias y de países limítrofes, produciendo una explosión demográfica que superó cualquier planificación previa incluida de los políticos e intelectuales.
Así, las extensiones geográficas de las nuevas barriadas se fueron ampliando de tal magnitud que ahora estamos frente al nuevo fenómeno del área metropolitana con Rafaela como epicentro, buscando integrar a Bella Italia (pegada a la ciudad), Lehmann, Roca y Susana, donde todos los días se movilizan cientos de personas para trabajar, estudiar y realizar distintos trámites.

¿Cómo dialogan la cultura del trabajo que trajeron los inmigrantes europeos con las nuevas generaciones frente a los cambios sociales complejos? Un grave error sería caer en un reduccionismo racista de la dualidad gringo/negro que suele escucharse de manera despectiva en distintos ambientes sociales. En todo caso conviven buenas y malas personas en ambos grupos sociales y culturales.
A decir verdad, todavía perduran los valores del trabajo genuino frente a los subsidios de los últimos años de los gobiernos nacionales; el ahorro a pesar de la espiral inflacionaria; la educación como pilar para nuevas salidas laborales; la diversidad cultural de religiones, razas, acontecimientos culturales; la asociatividad público-privada para plasmar proyectos entre el Estado, las empresas, los comercios y las instituciones.
El futuro siempre es desafiante, pero debe ser al mismo tiempo esperanzador para no caer en una mirada pesimista. Para el corto y mediano plazos se deben buscar consensos sobre una agenda que debería incluir: primero que Rafaela tenga el feriado del 24 de octubre (como lo tienen otras ciudades y pueblos de la Argentina) y no opcional como es ahora para el comercio y la industria; los legisladores provinciales del departamento Castellanos deben presentar un proyecto en la Legislatura buscando el consenso de sus pares. ¿Tan difícil es llevarlo a cabo?
Otras materias pendientes: urge la alternancia de la administración municipal porque no es sano para la democracia que un mismo partido gobierne 29 años (en 2023 serán 32), ¿las gestiones fueron buenas y/o la oposición nunca fue una alternativa de poder?; el costo de vida es superior a la media nacional (alimentos, vestimenta, propiedades, alquileres); crear nuevas oportunidades laborales para los jóvenes; reducir la emisión de gases de invernadero y desarrollar un intensivo plan de forestación para atenuar el cambio climático; mejorar las vías de comunicación en las rutas 34 (continuar la autopista iniciada) y 70, y el regreso de los vuelos aéreos a Buenos Aires; proyectar un reordenamiento del caótico tránsito que incluye a los minibuses; combatir el grave problema de la creciente inseguridad (los hechos ocurridos en las últimos tiempos con las muertes de Emanuel González, Emanuel Morales y Gonzalo Glaría), lo que produjo marchas masivas con miles de rafaelinos reclamando seguridad y justicia; ofrecer mejores servicios médicos porque cuando se complejiza una enfermedad los que pueden económicamente piden el traslado a Santa Fe, Rosario, Buenos Aires, entonces una posibilidad sería la creación de la carrera universitaria Medicina; propiciar mayores actividades deportivas, sociales y culturales para combatir la soledad, el egoísmo, el ocio alienante de las redes sociales y el consumo desenfrenado de alcohol y drogas; entre otros.
Si conocemos el pasado desde donde venimos, podemos entender el actual presente y proyectar un futuro mejor para las próximas generaciones de rafaelinos, sin olvidar el legado de nuestros antepasados gringos que nos transmitieron los valores de la cultura del trabajo, el sacrificio, el ahorro, y la fe en Dios.

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 25 de enero de 2020.

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