Andermatten regresó de Vietnam y quiere volver a jugar en ese región

El volante rescató la experiencia de vida por sobre lo deportivo tras su paso por el LG Hanoi ACB de Vietnam. A pocas horas de volver a Rafaela dejó sus sensaciones de una particular aventura en el continente asiático.

por Darío Gutiérrez

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“Cuando me llamaron, no lo dudé. Arreglé la parte económica y por cuánto tiempo tenía que quedarme, y viajé”. Con la naturalidad que cuenta Damián Andermatten sobre el momento en que le propusieron jugar en Vietnam, se simplifica el análisis sobre su personalidad, más allá de una pelota de fútbol. “Siempre quise conocer países y lugares distintos. Y si puedo hacerlo con el fútbol, ganando algo de dinero, mejor aún”, agrega. Vivió el ascenso de Ben Hur a miles de kilómetros y no deja de reconocer que un presente en la Primera B Nacional es importante como vidriera, pero sigue fiel a su filosofía de vida. Estuvo diez meses en Vietnam, más precisamente en el LG Hanoi, uno de los 22 equipos de la Liga profesional de ese país asiático que tiene alrededor de 90 millones de habitantes. Convirtió cuatro goles en la temporada, jugando buena parte del total de partidos, como volante o segundo marcador central. La particularidad del fútbol vietnamita es que cada dos tarjetas amarillas, hay un encuentro de suspensión. “Y como no soy de los más hábiles…”, bromeó. Desde lo deportivo, estuvo un poco lejos de colmar las expectativas. “terminamos abajo en la tabla. En cierto modo es un fútbol que tiene manejos raros, y uno que es extranjero, o como yo que quiero ganar siempre, termina enojándose”, puntualizó en referencia a los manejos de apuestas que a veces incluyen también los sobornos a futbolistas. Para ejemplificarlo mejor, comentó que “yo les decía a mis compañeros que vas a jugar allá un año pero perdés dos. El nivel es bajo, la gente no quiere aceptar cambios -no sé si porque están resentidos todavía de la guerra, o por su sistema socialista- y no se quieren abrir. Ellos están convencidos de que lo que hacen está bien, uno trata de respetarlos y adaptarse un poco a la vida de ellos”. Pero más allá de lo hecho en la cancha, se sintió realizado. “Fue una aventura, por las cosas que uno pudo conocer. Hicimos la pretemporada en Tailandia, conocí otros países, con una realidad muy distinta desde lo social y el ritmo de vida. Ha sido una linda experiencia”. La adaptación, lógicamente, no fue para nada sencilla. “Gracias a Dios tuve a estos compañeros que me facilitaron en parte las cosas. Mauricio Giani, un pampeano que jugó en la reserva de Boca, y Roberto Lozano, un uruguayo. El primero hacía dos años que estaba, y hasta se animaba en vietnamita. Después con el inglés, que había jugadores que lo entendían, y también por señas”. Andermatten llevó para Asia el típico estilo ganador de los argentinos. “Me calentaba todos los partidos. Yo quería ganar y ellos tienen las características de respetar mucho las jerarquías. En el equipo había siete policías, que por ser jugadores no ejercían su profesión. Pero tenían distintos rangos y entre ellos se respetaban mucho. Tratábamos de incentivarlos, inclusive a los insultos, y a veces el resto de los jugadores nos miraban. Pero nosotros no éramos vietnamitas (sonriendo)”.

Darío Gutiérrez

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 29 de agosto de 2005.

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