Alto del fuego en Israel-Líbano con un saldo negativo

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” en radio Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.).

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Como en otras guerras similares fue una locura el conflicto bélico entre Israel y Líbano durante más de un mes, con un saldo lamentable de muertes en ambos países, heridos, destrucción de edificios, puentes y rutas, con gente que tuvo que emigrar –especialmente en el Líbano- para evitar ser víctimas de los misiles y las bombas destructoras. Durante la guerra la infraestructura del Líbano fue colapsada por las bombas israelíes, perdieron la vida más de 1.000 civiles libaneses y entre 50 y 500 milicianos de Hezbollah. En el norte de Israel, los más de 3.500 misiles que alcanzaron objetivos civiles mataron a 41 personas y dañaron cientos de edificios. El ejército israelí reconoció hasta ahora 119 bajas. A decir verdad, la tregua resulta más que frágil. En un discurso triunfal, Hezbollah anunció que no habrá desarme y que las tropas israelíes son un blanco legítimo hasta que abandonen el Líbano. En tanto, el premier israelí Ehud Olmert advirtió que las tropas se defenderán de cualquier agresión y que podría haber un nuevo combate en un plazo no muy lejano. En este clima de tensa calma, miles de libaneses empezaron a volver a sus ciudades en ruinas, mientras los israelíes emergían de los refugios. El factor determinante para el cese del fuego en Medio Oriente, en la tierra en la que vivió Jesús hace más de milenios, fue la resolución aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Si esta medida no prosperaba, la guerra, los misiles y las bombas, muertos y heridos seguirían siendo noticias en los medios de comunicación. Pero la pregunta que se hacen muchos analistas es ¿por qué se demoró tanto tiempo en aprobarse esta medida de la ONU? Durante una entrevista al Papa Benedicto XVI durante el conflicto, dijo que la guerra es la “peor de las soluciones para todos, pues no aporta nada bueno para nadie, ni siquiera para los vencedores aparentes. ¡La humanidad todavía no ha aprendido a vivir sin la guerra!” Los libaneses tienen derecho a que se respete la integridad y la soberanía de su país, los israelíes tienen derecho a vivir en paz en su Estado y los palestinos tienen derecho a tener una patria libre y soberana. La guerra es una espiral de violencia que nunca solucionará los problemas de fondo: en el medio los que sufren son siempre los pobladores indefensos. Para garantizar la paz en el lugar, Naciones Unidas desplegará una fuerza internacional de unos 15.000 efectivos, pero el gobierno de Kirchner decidió no enviar tropas de paz al Líbano ante el pedido de la ONU, en una decisión que aísla a la Argentina de la búsqueda de paz tan necesaria que está reclamando a gritos la mayoría de la gente en el mundo.

Emilio Grande (h.)

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