Abrir escuelas y se cerrarán cárceles

En educación hacen falta cambios. La inestabilidad de un sistema educativo, a merced del político de turno y según en la autonomía que se enclave, no beneficia en absoluto a la enseñanza.

Por Víctor Corcoba Herrero (España)

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La singular Concepción Arenal, pionera en reivindicar la igualdad en todas las esferas sociales para la mujer, también fue célebre como pensadora. Uno de esos pensamientos, invencible a toda época y momento, es éste: “Abrid escuelas y se cerrarán cárceles”. Eran tiempos en los que la escuela era acogida como auténtica portadora de bienestar. Quizás nos convenga meditarlo ahora que se inicia un nuevo curso escolar y todos comenzamos con fuerzas renovadas. La ministra ha vociferado a los cuatro vientos que tenemos más alumnos, más profesores y más financiación pública. Más alumnos a los que hay que motivar e integrar, ya que la continuada incorporación de alumnado procedente del extranjero va en aumento. Más profesores, ojalá sean todos maestros con la autoridad que eso conlleva. Y publíquese, más pronto que tarde y de una vez por todas, un Estatuto Docente que reconozca el trabajo en el aula y motive al profesorado. Más financiación, que también lo sea más allá que de boquilla.

Todo el mundo dice lo mismo. En educación hacen falta cambios. La inestabilidad de un sistema educativo, a merced del político de turno y según en la autonomía que se enclave, no beneficia en absoluto a la enseñanza. Más de un docente no sabe qué ha de enseñar, ni cómo ha de enseñarlo, para que los alumnos sigan acudiendo a clase después de los primeros días. Largo es el camino de la enseñanza – dijo en otro tiempo Séneca- por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos. Por muchos Planes de Refuerzo y de Orientación y Apoyo (PROA) que tengamos, a veces lo que falla es educar de corazón a corazón. 

El naufragio de un sistema educativo que se resquebraja y nadie lo sostiene, sólo la clase política gestante, se extiende por todo el país. A los hechos me remito: ¿Habrá mayor frustración que España sea el único país de la Unión Europea donde crece el abandono escolar? ¿Será decepcionante que España tenga el doble de fracaso escolar que la media europea? Si se observa el status profesional de los padres se pone de manifiesto que los fracasos y abandonos los tienen más los hijos de los excluidos del sistema productivo, que suelen repetir los esquemas de sus progenitores. Frente a esto, cabe preguntarse: ¿Dónde está esa integración educativa?

A mi juicio, para más desesperación de las familias, el nuevo curso escolar llega cargado de improvisación y adoctrinamiento, en medio de una crisis galopante que pasará su factura aunque nos digan lo contrario, con un ideario más político que instructor de libertades, puesto que impide llevar a buen término la primera regla de toda educación: formar a personas libres para gobernarse a sí mismos y no para se gobernados por partidismos y doctrinas subjetivas. Sin ir más lejos, Educación para la Ciudadanía mina sustancialmente el derecho de los padres a elegir la formación que desean para sus hijos.

Cuando Concepción Arenal apuesta por abrir escuelas lo hace pensando en la formación del ser humano en su totalidad, en todas sus fortalezas y capacidades con el fin de que sea lo que debe ser, una persona cualificada y humanizada, por eso concluye que así se cerrarán cárceles. Pues resulta que somos los peor preparados y la deshumanización salta a la vista. La violencia escolar es un claro ejemplo de la situación que soportan nuestros centros educativos.

La necesaria educación de los que son el mañana, conlleva pactos y entendimientos, lejos de cualquier signo de confrontación y división; si esto está sucediendo es señal de que algo no marcha bien. Yo creo que la crisis de la educación, arrastrada desde hace tiempo, tiene su cáncer en un cúmulo de despropósitos a los que nadie pone remedio. Y, en esto, si hace falta un pacto de Estado. Por muchos programas de cualificación profesional inicial que se ofrezcan a los jóvenes que abandonaron el sistema educativo sin completar la Educación Secundaria Obligatoria, sino se reconsideran los motivos y las causas que le han hecho abandonar los estudios de poco va a servir el esfuerzo.

No pocos padres piensan que nos encontramos ante una verdadera contrariedad educativa que no entienden. Es necesario que se garantice el pluralismo escolar y la autonomía de los centros para tener su propio ideario y que los padres puedan hacer efectivo su derecho, como ha de ser la elección de centro educativo, si realmente queremos avanzar en la equidad e igualdad de oportunidades. Abramos todas las escuelas posibles, por supuesto dentro del respeto a los principios constitucionales, y demos libertad a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. No pretendamos adoctrinar desde ninguna institución pública, que ya tiene bastante con su función de garantizar el derecho de todos a una educación que oriente y no desoriente, que se haga valor y valer socialmente.

Por la educación se cierran prisiones, es cierto, porque se asciende a la libertad, pero también tenemos que saber que por la ignorancia se desciende a la sumisión. ¡Cuánta injusta servidumbre ha generado, y viene generándolo, el analfabetismo! Financiar actuaciones orientadas a la modificación del horario escolar, el calendario o la duración de la jornada en educación obligatoria pensando en la obtención de mejores resultados por parte de los alumnos, me parece otra estupidez más. La familia sigue siendo el lugar primordial de la educación. El Estado no la puede sustituir. La educación hay que entenderla de otra manera a como hoy se entiende, ahí radica el problema, pienso que ha de concebirse como búsqueda y desarrollo de la persona, como maduración y capacidad para el discernimiento. Reprender al que yerra no basta si no se le enseña el camino recto.

Víctor Corcoba Herrero / Escritor corcoba@telefonica.net

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