“A la clase media le falta solidaridad”, dice Eduardo Pavlovsky

Según el psicoanalista y dramaturgo, el individualismo afecta a nuestra sociedad.

Por Any Ventura

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“La clase media es neurótica, egoísta y narcisista. No sale de su pequeño mundo y es incapaz de ver más allá de su territorio. Le falta sentido de solidaridad con otros sectores de la sociedad”, dice Eduardo Pavlovsky, a quien todos llaman “Tato”, un personaje muy particular del mundo intelectual argentino, por la variedad de sus actividades e intereses.

Pavlovsky es, básicamente, un médico y un psicoanalista que se ha dedicado al teatro y también al cine, y que, desde una visión de izquierda, mantuvo siempre un interés por la vida política del país, que quedó reflejado en numerosos textos y artículos.

Se lo considera el introductor de la técnica del psicodrama en América latina y el primero en analizar a fondo las técnicas grupales de la psicoterapia aplicada a niños y adolescentes. Actualmente coordina el Centro de Psicodrama Psicoanalítico Grupal.

“Una de las causas por las cuales nos fuimos de la APA [Asociación Psicoanalítica Argentina] fue porque nos había enajenado del fenómeno social, específicamente, del Cordobazo. Vivimos en América latina y no podíamos pensar como intelectuales: no se nos permitía solidarizarnos con los fenómenos sociales”, recuerda Pavlovsky.

Actor y autor teatral, entre sus obras se destacan “El señor Galíndez”, llevada al cine por Rodolfo Kuhn; “Telarañas” y “Potestad”. En la pantalla grande, para la que fueron adaptadas muchas de sus obras, apareció como actor en una docena de títulos, entre ellos “El exilio de Gardel”, “Los chicos de la guerra” y “Heroína”.

En los años 70, fue candidato a diputado por el Partido Socialista de los Trabajadores, de Juan Carlos Coral. Siempre estuvo muy cerca de los organismos de derechos humanos, y hoy concuerda con muchas de las medidas del gobierno de Néstor Kirchner. Por ejemplo, opina que sumar a los piqueteros a su administración fue una maniobra muy hábil. Sin embargo, dice que el Presidente debería enojarse menos cuando se lo critica. “Yo creo que hay intelectuales que están dentro del Gobierno que dejaron de ejercer la función crítica. Todo individuo que pertenece a un gobierno pierde la función crítica, y la función crítica es lo único que tenemos los intelectuales.”

Pavlovsky apela durante toda la entrevista a esa independencia de pensamiento que defiende y demuestra que es capaz de transitar con igual comodidad por cuestiones académicas y por temas estrictamente populares, como el fútbol. Al respecto, revela que tiene mucha fe en Alfio Basile, flamante director técnico de la selección argentina.

-Como médico psicoanalista, ¿qué diagnóstico haría de los argentinos?

-Se suele pensar que con la psicología, con el psicoanálisis, se tiene la posibilidad de modificar estructuras que son inmodificables; que, por ejemplo, se puede transformar el concepto de justicia social. En un país en el que alrededor del treinta por ciento de la población tiene un ingreso de menos de tres pesos por día, unos 87 por mes, y en el que las familias que ganan 600 pesos cubren sólo el 57,5 por ciento de la canasta familiar, ni la psicología ni el psicoanálisis tienen nada que ver. Es difícil hacer un diagnóstico social en este momento en el que, sobre todo, existen tantos cuerpos desperdiciados, tanto mundo fuera del nivel de lo humano. Se puede intentar un diagnóstico de la clase media. Uno de los problemas que yo veo, y que considero un rasgo muy enfermo, tiene relación con todo lo que genera la inseguridad. Es justificable que la gente no quiera salir a la calle para que la maten. Sin embargo, tiene muchísima más fuerza ese tema que la que tendría un movimiento que hablara de los chicos que se mueren de hambre por día en la Argentina. Esto último debería, en mi opinión, generar una conmoción más grande, una convulsión en la gente. Pero la clase media, muy neurótica, egoísta y narcisísticamente, no sale de su pequeño mundo. Es incapaz de ver más allá de su territorio. Este es uno de los rasgos más neuróticos que veo: la ausencia de una solidaridad social mayor con otros sectores.

-¿Cómo ve al Presidente?

-Es un hombre bien plantado políticamente. En la reunión cumbre del Mercosur, en Córdoba, se manejó muy bien con los otros dirigentes. Es muy difícil derrotarlo en el nivel político, y tiene una muy buena línea en el tema de los derechos humanos. Hace poco, escribí una nota en la que le digo a Kirchner: “Usted, que siempre está peleando, hábleles a estos chicos. Háblele, un día solamente, a esta juventud que no puede estudiar ni trabajar, a esta gente que no puede comer. Háblele un día a la cara. Lo necesitan, porque es la única persona en quien confían”, cosa que se ve en el alto porcentaje de adhesión que tiene.

-¿Y qué hay enfrente, en la oposición?

-En el resto del campo político no hay nada comparable. Macri, que tiene buenos cuadros, constituye, en mi opinión, la derecha. Aunque ya no sé qué es eso exactamente, sé que es reaccionario. Y creo que la izquierda en la Argentina está ahora atomizada: no tiene fuerza. Y me parece que los movimientos sociales han sido diezmados…

-¿Y una persona como Elisa Carrió?

-Posiblemente sea la más lectora, la más ilustrada, de todas las dirigentes políticas. Lo que pasa es que se siente omnipotente y tiene una actitud denigratoria innecesaria. Es importante que haya gente ilustrada, que lea mucho, pero eso solo no garantiza la efectividad en política. No es el más culto el que más sirve. En un momento dado, yo miraba a la doctora Carrió con cierta simpatía, pero después vi que decía que Kirchner era igual a Hitler. Hace comparaciones torpes. No me parece una persona democrática, y es muy narcisista.

-Volvamos al diagnóstico de la Argentina como país. Me parece que quedaron cabos sueltos…

-La Argentina es muy compleja, muy diversa. Me voy a tomar como ejemplo: yo le debo mucho a la Argentina. Fui campeón sudamericano de natación a los 14 años, en una época en la que había gente que sabía mucho de natación. Soy médico, y tuve una gran formación. Soy psicoanalista, con una de las mejores formaciones psicoanalíticas del mundo. Soy autor de teatro en un medio teatral del cual aprendí muchísimo. He sido actor junto a grandes maestros de nivel internacional, genios como Alberto Ure. He militado en política y recibí lecciones importantes también en este campo. Yo le debo muchísimo al país, por todo lo que me dio. En la Argentina, hay muchos baches, pero también hay mucha gente capaz de pensar, capaz de transformarse, capaz de juntarse. Hay un movimiento estético-cultural que a veces hasta a mí mismo me sorprende. Por ejemplo, el movimiento teatral, que me toca más de cerca, es impresionante. Y creo que hay mucho valor en un sector de la juventud…

-¿Quiere decir que esta Argentina, con todos sus problemas, sigue produciendo personalidades interesantes, como usted mismo?

-Claro. Yo soy argentino y soy el resultado de haber vivido en una Argentina nada fácil, que incluyó el primer peronismo, con papá en la cárcel de la calle Las Heras y después en Paraguay, exiliado. Si además incluyo la dictadura, hubo mucho de negativo, pero aunque incluyera todo lo malo, de todos modos en el balance debería decir que la Argentina me brindó mucho.

-¿Cree que hoy el hijo de una familia humilde, como la de René Favaloro. por ejemplo, podría llegar a médico?

-No, ya no. En este momento, vivimos un subdesarrollo de los recursos humanos que afecta a un gran sector de la población y que afecta también a los formadores, a los educadores. De ninguna manera es fácil formase bien hoy en la Argentina. Pero hay también mucho mérito: yo veo médicos e investigadores que todavía eligen quedarse en el país y que pueden hacer cosas con lo poco que tienen. Volviendo en parte a su primera pregunta, lo que me gusta de la Argentina es la pasión por ciertas cosas. Incluso esa pasión que tenemos por el fútbol. A mí me gustó la locura por el Mundial.

-¿Usted ve el exceso como algo positivo?

-Sí, lo veo como una pasión desbordante, que incluye equivocaciones, enojos, gritos, etcétera. Muchas veces me pregunto por qué, desde mi punto de vista, mis hijos no son tan apasionados y no se equivocan tanto como yo y, en cambio, son más cautelosos.

-En cuanto a los dirigentes latinoamericanos, ¿qué le parece el escenario que presentó la cumbre del Mercosur?

-El fenómeno de Evo Morales es igual al de los “cabecitas negras” de Perón, en el siguiente sentido: los “cabecitas negras” de Perón no eran considerados seres humanos, y Perón tuvo la virtud de darles dignidad. Evo Morales es indio, como Chávez se siente indio, y les ha dado dignidad. El hecho de que se reunieran Castro, Morales, Chávez, Lula, Bachelet, muestra que el Presidente, en ese sentido, está bien orientado.

-¿No le parece un fenómeno más teatral que real?

-No, no. Le voy a dar un ejemplo: desde que está Morales en el poder, hay mil médicos cubanos en Bolivia, operando a chicos que no ven y devolviéndoles la vista, y hay dos mil en los cerros venezolanos.

-En sus obras de teatro, los personajes son excesivos. Son un poco decadentes, un poco patéticos. ¿Lo suyo son los ídolos caídos?

-Sí, me gustan los personajes decadentes. Por ejemplo, en mi obra “Cámara lenta” tenía presente no al campeón de box, sino al ídolo derrotado, acompañado por su manager en sus últimos meses, el personaje que hacía Carlos Carella…

-Tiene una visión crítica de los exitosos; le interesa el ocaso…

-Y también me atrae el tipo que tiene códigos muy marginales. Me costó mucho, en “Miss Mary”, hacer de oligarca.

-¿Qué profesión o actividad crea personajes más decadentes: la política o el deporte?

-No sé si la respuesta puede ser por actividad. Creo que la decadencia viene, en general, por la marginación, por estar fuera del sistema. He conocido a ciertos boxeadores que me han apasionado por su lógica, por su manera de pensar. Hacerle una entrevista a la “Hiena” Barrios, no ahora, sino hace ocho años, era una fiesta. Pero no es que me guste la decadencia: me gusta para representarla. Hace poco me llamaron para una película uruguaya, y como el personaje era un fascista uruguayo dije que sí. Estaba muy contento de hacer un fascista. Me sale bien. Los fascistas me salen bien.

-Es interesante que lo suyo consista en ser el perverso de la película…

  • No me pregunte por qué: no podría decirlo. A veces uno prefiere no buscar los porqués en la vida, dado que se pierde el misterio. Una vez, unos neurolingüistas le dijeron a Marlon Brando que entendían por qué ejercía esa fascinación cuando hacía un gesto con la mano y el espectador se quedaba mirándolo. Brando respondió: “No me lo digan, porque si lo supiera rompería el misterio”.

-Muchos de los actuales dirigentes se han psicoanalizado. ¿Cree que les sirvió la terapia?

-El psicoanálisis es un fenómeno muy complicado. Yo creo que puede ayudar a pensar mejor. Eso, seguro. Ahora, no creo que el psicoanálisis tenga nada que ver con la ética.

-¿El psicoanálisis responde a una ideología individualista?

-Bueno… Una de las causas por las cuales nosotros nos fuimos de APA [Asociación Psicoanalítica Argentina], en los años 70, fue precisamente porque muchos de nosotros pensábamos que la APA nos había enajenado del fenómeno social; específicamente, del Cordobazo. Estábamos constreñidos por una manera de pensar que no nos permitía solidarizarnos con los fenómenos sociales que nos abarcaban. Tal vez el Cordobazo haya sido el fenómeno que cambió la mentalidad de muchos psicólogos y psicoanalistas.

  • Una especie de Mayo francés. En relación con los puntos de no retorno, ¿diciembre de 2001 no lo fue también?

-[Duda.] Hubo un momento en que yo pensé que se estaba creando el germen de movimientos sociales de mucha envergadura, que podrían transformar la realidad. Pero eso fue muy bien capitalizado por el sistema. El único loco que sale a hablar ahora es Raúl Castells. Hubo todo un movimiento de la clase media que atacaba a los piqueteros porque los consideraban molestos. Perdieron fuerza, en realidad.

-Muchos forman parte del Gobierno…

-Es una habilísima maniobra de Kirchner.

-¿Diría que lo popular en la Argentina es un poco fascista?

-Mire, yo en el 76 y en el 77 iba a los partidos de Ferro-Independiente, a la tribuna, como siempre, porque Federico [uno de sus hijos] era hincha de Ferro, y yo, de Independiente. Nunca en esos años en la tribuna pude hablar de los desaparecidos. Nunca. Y no digo que no hubiera información: nunca escuché ni el más mínimo comentario. Es decir que había una complicidad civil que abarcaba también a lo popular. Ahora bien: una cosa es decir esto y otra es decir que eran explícitamente cómplices. Eso sucedía en parte por miedo, en parte por negación y en parte porque la gente quiere vivir, tener su familia, su comodidad mínima y no complicarse mucho.

-¿Piensa que están equivocados ciertos intelectuales cuando hablan en nombre del pueblo?

-Para mí, la función fundamental del intelectual es la crítica. Y noto que mucha gente que ha tenido una función crítica, al estar ahora en el Gobierno, la ha perdido. La función crítica es lo único que tenemos los intelectuales como especificidad. La crítica le sirve mucho al Presidente, a pesar de que se enoje tanto. Hay intelectuales que están dentro del Gobierno. No les he visto nunca -y los conozco bien- ejercer la misma función crítica que antes. Es como lo que pasa con los subsidios. Algunos subsidios impiden seguir hablando de ciertas cosas… Si alguien recibe un subsidio de la Fundación Ford, el precio que paga es que deja de hablar en contra de Estados Unidos.

-¿Hoy, hablar en contra de Estados Unidos no atrasa?

-No. Yo creo que Estados Unidos es un gran país, pero también creo que las grandes corporaciones multinacionales son las que gobiernan el mundo. No creo tanto en los gobiernos. Pero sí es cierto que Estados Unidos está gobernado por una elite con una ambición desmedida.

Any Ventura

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 5 de agosto de 2006.

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1 thought on ““A la clase media le falta solidaridad”, dice Eduardo Pavlovsky

  1. hola, soy estudiante de psicología y coordino una revista politico-academica independiente que se publica en la facultad de psicologia de la UBA. Por favor, si alguien puede facilitarme el camino les agradezco. hace tiempo que estoy intentando contactar a Tato para realizar una entrevista muy útil para los estudiantes de la carrera y otras facultades. Por favor, si alguien puede informarme sobre como ubicarlo (alguna referencia, tel o pag web que llegue a destino) les agradezco. saludos. carolina.

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