Sigue vigente el testimonio de san Cayetano

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela.
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Por Emilio Grande (h.).- En medio de la inédita crisis institucional, política, económica, sanitaria y social, este sábado se celebra la fiesta de san Cayetano, generando un movimiento religioso en  nuestra ciudad y en distintos lugares del país, pidiendo por pan y trabajo, y agradeciendo por tantos favores recibidos.

¿Quién fue san Cayetano? Este santo italiano nació en Vicenza en 1480 en una familia noble y adinerada, estudió abogacía, derechos civil y eclesiástico, pero sintió seguir más de cerca de Jesús, fue ordenado sacerdote en 1516. Murió el 7 de agosto de 1547 en la ciudad de Nápoles.

San Cayetano fue un instrumento que Dios utilizó para evangelizar en el siglo XVI en Europa. Sirvió a los pobres y enfermos de la ciudad, y atendió a los pacientes más repugnantes del hospital de incurables, pero sobre todo se preocupaba por el bien espiritual de los miembros de la congregación: “En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración; en el hospital lo encontramos personalmente”, repitió más de una vez. También fundó un banco para prestar dinero a los trabajadores sin especulaciones.

Bajo el lema “Con san Cayetano celebramos 25 años de nuestra parroquia y 60 años de la creación de nuestra Diócesis”, se celebran seis misas en el templo parroquial de San Cayetano del barrio Amancay: a las 7 y a las 9 adentro, y las restantes afuera: a las 11, a las 13:30, a las 15:30 y a las 17:30 (preside el obispo Luis Fernández). Habrá venta de pollos sábado y domingo, pastelitos, pororó y santería, y una feria de ropa.

Sobre el contexto actual, el párroco rafaelino Jorge Buschittari expresó durante la entrevista en este programa radial: “Teniendo en cuenta que hay mucha gente que ha sufrido y sufre la muerte de un ser querido porque no lo pudo despedir, los que tienen un trabajo temporario o tienen miedo de perderlo, porque se estrecha la situación económica de cada uno o por enfermedad; hay múltiples sufrimientos y el requerimiento al santo para que interceda por la gente”.

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Se trata de un santo muy arraigado en las costumbres religiosas del pueblo argentino desde hace muchísimos años que convoca a multitudes de todos los niveles sociales para agradecer y pedir al santo italiano por una vida digna para tener siempre en nuestras mesas pan, trabajo y salud.

Su generosidad, su mansedumbre, su humildad, su desinterés, su entrega a los desamparados, su pasión por la renovación de la Iglesia, su amor a la eucaristía, su piedad mariana son notas distintivas de su personalidad.

En una visión, la Virgen María entregó a sus brazos su hijo Jesús niño, una señal que respondía a su empeñosa dedicación al bien integral de la vida de los niños más pobres y abandonados.

Debemos vivir la fe en un plano solidario con los que más sufren y padecen privaciones a nuestro alrededor, para no ser indiferentes como los políticos y el sistema económico que privilegia sus intereses sectoriales por encima del bien común de la sociedad.
¿Los gobernantes de turno en los 3 niveles (nacional, provincial y municipal) le dan cabida a todos los ciudadanos con el objetivo puesto en el bien común o priman los intereses particulares y sectoriales en detrimento de las mayorías en base al clientelismo político?

Lamentablemente, la Argentina no para de caer en materia socioeconómica con el 44% de pobres, que a los problemas de inflación, corrupción e inseguridad, se agravaron con la pandemia-plandemia y la cuarentena eterna con trabajadores que no llegan a fin de mes, personas que perdieron su empleo o viven de changas, nuevos pobres que gritan no ser marginados, sumado a los enfermos y sufrientes de la denominada “cultura del descarte”, al decir del papa Francisco.

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San Cayetano fue un servidor de Dios y es un buen ejemplo del amor desinteresado por los más sufrientes. ¿Somos capaces de imitarlo o pensamos en nuestra quintita?

A pesar los problemas mundanos y temporales, anida en el corazón de la gente una mirada de fe y esperanza sobre la vida en plenitud, esa que solamente Dios es capaz de brindar, obrando en medio de las dificultades y los problemas…

Pidamos a San Cayetano para que haya una justa y verdadera distribución de las riquezas, no como lo pregona el gobierno nacional en su discurso, pero no lo lleva a la práctica. En esta tierra bendita no debiera haber excluidos y tampoco faltar trabajo y pan para vivir dignamente. En este sentido, el presidente del Episcopado y obispo de San Isidro Oscar Ojea envió un mensaje: “Pidámosle a San Cayetano, el santo del pan y del trabajo, que mire una vez más nuestra Argentina”.

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